poesia

Il tuo cuore lo porto con me.

Lo porto nel mio Non me ne divido mai.

Dove vado io, vieni anche tu, mia amata;

qualsiasi cosa sia fatta da me,

la fai anche tu, mia cara.

Non temo il fato perché il mio fato sei tu, mia dolce.

Non voglio il mondo,

perché il mio, il più bello, il più vero sei tu.

tu sei quel che luna sempre fu

e quel che un sole sempre canterà sei tu

Questo è il nostro segreto profondo

radice di tutte le radici germoglio di tutti i germogli

e cielo dei cieli di un albero chiamato vita,

che cresce più alto di quanto l’anima spera,

e la mente nasconde.,

Questa è la meraviglia che le stelle separa.

Il tuo cuore lo porto con me, lo porto nel mio.

Edward Estlin Cummings

RAFAEL CARDENAS

POESIAS

Cada Encuentro

Cada encuentro nos protege de la memoria,

Entre nosotros, ningún momento es rey.
Todos nacen, resuenan y desaparecen.
Eres tú la que le dice a la inmovilidad detente.
Escoges el mejor vino, el que transporta la intensidad.
El vino de los atentos.
Oigo los ayes de la quimera.
Alguien sitiado se aferra al antiguo arroyo,
Tiempo. Transpiras olor a tormenta.
Del reino solo quedan escombros.
Vuelve a los pozos donde nunca en verdad estuviste.
Busca el secreto para regresar.
No te pierdas en la cámara de las preguntas.

‘Derrota’ (1963)

Yo que no he tenido nunca un oficio
que ante todo competidor me he sentido débil
que perdí los mejores títulos para la vida
que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme es una solución)
que he sido negado anticipadamente y escarnecido por los más aptos
que me arrimo a las paredes para no caer del todo
que soy objeto de risa para mí mismo
que creí que mi padre era eterno
que he sido humillado por profesores de literatura
que un día pregunté en qué podía ayudar y la respuesta fue una risotada
que no podré nunca formar un hogar, ni ser brillante, ni triunfar en la vida
que he sido abandonado por muchas personas porque casi no hablo
que tengo vergüenza por actos que no he cometido
que poco me ha faltado para echar a correr por la calle
que he perdido un centro que nunca tuve
que me he vuelto el hazmerreír de mucha gente por vivir en el limbo
que no encontraré nunca quién me soporte
que fui preterido en aras de personas más miserables que yo
que seguiré toda la vida así y que el año entrante seré muchas veces más burlado en mi ridícula ambición
que estoy cansado de recibir consejos de otros más aletargados que yo
(«Ud. es muy quedado, avíspese despierte»)
que nunca podré viajar a la India
que he recibido favores sin dar nada a cambio
que ando por la ciudad de un lado a otro como una pluma
que me dejo llevar por los otros
que no tengo personalidad ni quiero tenerla
que todo el día tapo mi rebelión
que no me he ido a las guerrillas
que no he hecho nada por mi pueblo
que no soy de las FALN y me desespero por todas esas cosas y por otras
cuya enumeración sería interminable
que no puedo salir de mi prisión
que he sido dado de baja en todas partes por inútil
que en realidad no he podido casarme ni ir a París ni tener un día sereno
que me niego a reconocer los hechos
que siempre babeo sobre mi historia
que soy imbécil y más que imbécil de nacimiento
que perdí el hilo del discurso que se ejecutaba en mí y no he podido encontrarlo
que no lloro cuando siento deseos de hacerlo
que llego tarde a todo
que he sido arruinado por tantas marchas y contramarchas
que ansío la inmovilidad perfecta y la prisa impecable
que no soy lo que soy ni lo que no soy
que a pesar de todo tengo un orgullo satánico aunque a ciertas horas
haya sido humilde hasta igualarme a las piedras
que he vivido quince años en el mismo círculo
que me creí predestinado para algo fuera de lo común y nada he logrado
que nunca usaré corbata
que no encuentro mi cuerpo
que he percibido por relámpagos mi falsedad y no he podido derribarme,
barrer todo y crear de mi indolencia, mi flotación,
mi extravío una frescura nueva, y obstinadamente
me suicido al alcance de la mano
me levantaré del suelo más ridículo todavía para seguir burlándome de los otros
y de mí hasta el día del juicio final.

Fracaso

Cuanto he tomado por victoria es sólo humo.
Fracaso, lenguaje del fondo, pista de otro espacio más exigente,
difícil de entreleer es tu letra.

Cuando ponías tu marca en mi frente, jamás pensé en el mensaje
que traías, más precioso que todos los triunfos.

Tu llameante rostro me ha perseguido y yo no supe que era para
salvarme.

Por mi bien me has relegado a los rincones, me negaste fáciles
éxitos, me has quitado salidas.

Era a mí a quien querías defender no otorgándome brillo.

De puro amor por mí has manejado el vacío que tantas noches
me ha hecho hablar afiebrado a una ausente.

Por protegerme cediste el paso a otros, has hecho que una mujer
prefiera a alguien más resuelto, me desplazaste de oficios suicidas.

Tú siempre has venido al quite.

Sí, tu cuerpo llagado, escupido, odioso, me ha recibido en mi más
pura forma para entregarme a la nitidez del desierto.
Por locura te maldije, te he maltratado, blasfemé contra tí.

Tú no existes.
Has sido inventado por la delirante soberbia.

¡Cuánto te debo!

Me levantaste a un nuevo rango limpiándome con una esponja
áspera, lanzándome a mi verdadero campo de batalla,
cediéndome las armas que el triunfo abandona.

Me has conducido de la mano a la única agua me refleja.
Por ti yo no conozco la angustia de representar un papel,
mantenerme a la fuerza en un escalón, trepar con esfuerzos propios,
reñir las jerarquías, inflarme hasta reventar.

Me has hecho humilde, silencioso y rebelde.
Yo no te canto por lo que eres, sino por lo que no me has dejado
ser. Por no darme otra vida. Por haberme ceñido.

Me has brindado sólo desnudez.

Cierto que me enseñaste con dureza ¡y tú misma traías el cauterio!,
pero también me diste la alegría de no temerte.

Gracias por quitarme espesor a cambio de una letra gruesa.

Gracias a ti, que me has privado de hinchazones.

Gracias por la riqueza a que me has obligado.

Gracias por construir con barro mi morada.

Gracias por apartarme.

Gracias.